lunes, 17 de octubre de 2011

Baja California, Mèxico

Pablo: Saludos queridos seguidores, espero que todavia se den una vuelta de cuando en cuando para ver si hemos escrito algo. Henos aquì despuès de unas semanas desde la ùltima entrada; ya extrañaba los acentos y las eñes. 
Como muchos de ustedes ya sabràn, o podràn  deducir a partir del tìtulo, los tres amigos llegaron por fin a Mèxico. Han pasado ya tres semanas de trayectoria por los bellos paisajes de los dos estados peninsulares. Si alguien se preguntaba de dònde salìan todos los esteriotipos gringos sobre el mexicano, podrà encontrar algunas revelaciones por estos rumbos. Pero no todo es como lo pintan los gavachos, sì hay cactus, desierto y siestas a medio dìa, pero no es porque la gente sea floja sino porque durante ese tiempo no se puede hacer mucho màs con abrumador calor. Asì que a la gente, càlida, amable y trabajadora, no le queda de otra màs que hacer lo que puede con lo que tiene. Lamentable es, que la industria del turismo se haya visto tan afectada en los ùltimos años llevandose consigo la pseudo estabilidad de muchos habitantes de la Baja.
Aùn asì la gente ha encontrado la manera de salir adelante de cualquier manera posible, manteniendose lo màs posible dentro del marco legal y del respeto y la cooperaciòn con los demàs; pues ànimo no les falta, y tampoco voluntad, lo que aquì piden es un gobierno màs justo y pues màs educaciòn para poder salir adelante.
Personalmente me he quedado impresionado con la sensibilidad social y la voluntad de muchas de las personas que hemos encontrado. Como por ejemplo el maestro que hoy nos invitò unos tacos y despuès a quedarnos a pasar la noche en su casa, sin que le importara habernos conocido unas hora antes en la calle, ni que su hogar ya estuviera llena de familiares. Asì sin màs nos ofreciò posada y vimos juntos las noticias y el resumen de los juegos panamericanos (eso sì, en ninguna casa hace falta TV y que bueno porque aunque pasen mucha porquerìa tambièn es un medio para que la gente se mantenga enterada).

En fin, henos aquì ahora a los tres, pegados a las computadoras navegando en la realidad alterna de la web y la hipercomunicaciòn que rompe barreras de espacio y tiempo. Me parece muy interesante como saltamos de una situaciòn a otra completamente diferente en solo unas horas. Por ejemplo el dìa de hoy: despertamos a las seis de la mañana con la intensiòn de avanzar lo màs posible antes de que comenzara el calor, al rededor de las diez. Todo estaba callado antes del amanecer y con la mente modorra uno no piensa en mucho màs que en las cosas que tiene que acomodar y guardar. Un breve desayuno y rompiendo rècord a las siete ya estabamos en la carretera. El frescor de la mañana y la luz tenue y auzlada, amenizaban la pedaleada mientras recorriamos los primeros 25 km de la trayectoria hasta las faldas de la cierra que teniamos que cruzar. Nos habìan advertido que era muy larga y empinada asì que ya andabamos medio mentalizados para soportar la subida. Al final fue menos de lo esperado, pero un vez alcanzando la cima, el camino continuaba plano y luego seguìa acendiendo por unas cuestas largas. En ese punto me adelnatè y no volvì a ver a los muchachos hasta una hora y media despuès; luego de haberlos esperado en un pequeño local, sin saber porque tardaban tanto.
Una llanta de Alex se habìa ponchado y les llevò tres intentos reparar la camarà, y solo lo suficiente para llegar hasta donde yo estaba. Mala suerto, pues despuès de una serie èpica de ponchas por el desierto, nos habiamos acabado los repuestos y casi todo el pegamento de parches. No tuvimos otra opciòn, entonces, que buscar un avntòn para Alex y su bici y Lu y yo pedalear los otros 64 km que nos quedaban hasta aquì, Ciudad Insurgentes.Ràpido encontramos un mecànico y hiba a venir para acà asì que partimos cuanto antes.
A diferencia de la amena mañana con brisa tibia soplando desde el norte, el calor de la tarde se mostrò menos piadoso y dejò caer toda su furìa sobre nosotros. Un par de cuestas màs, antes de llegar al valle nos agitaron el aliento y al llegar al punto màs alto, comenzamos la eterna recta de maratònica que nos llevarìa despuès de dos horas a nuestro destino.
Al principio fue sencilla, pero despuès de un rato el veinto comenzò a soplar en nuestra contra y el calor terminò por apoderarse de todo "todo esta caliente - decìa Lu con divertida ironìa- lo que tocas, lo que tomas, lo que comes", y para colmo ni una sola sombra, màs allà de la que proyectaban los postes de luz y los señalamientos del gobierno. Bajo uno de esos nos paramos a enfriar la maquina y estirar las piernas. El resto del camino fue igual: monòtono y muy caliente.   

Poco antes de llegar nos pasò Alex con el mecànico, para luego encontrarnos en el pueblo. Hoy recorrimos 120 km concluyendo antes de las cuatro de la tarde, definitivamente un buen rècord. Sabiendonos listos por el dìa, nos echamos afuera de una tienda de abarrotes a disfrutar unos refrescos frios y el pasar de la tarde, mientras que algunas personas se acercaban a platicarnos y en el intercambio de informaciòn nos hiban dando referecias de donde podriamos concequir càmaras y un lugar para dormir. Aquì como en la mayorìa de los pueblo de la Baja, se puede acampar "donde sea", aunque nunca nos a convencido esa idea y preferimos buscar mejores opciones ya sea con la gente o en su defecto en algùn hotel pequeño.
Esta vez tuvimos suerte y uno de los curiosos nos invitò una ducha en su casa y despuès a quedarnos a dormir. No vayan a pensar mal, es de las mejores intenciones, creo... De cualquier manera cuando se viaja como lo hemos estado haciendo no queda de otra màs que confiar en la gente, y vieran que buenas experiencias vive uno.
De todo nos han invitado, tacos, cervezas, un spot para acampar, un vaso de agua, lo que sea y nunca esperando algo a cambio, màs que lo que uno si quiere puede ofrecerles: casi siempre son relatos de nuestra travesìa, amabilidad y una amena convivencia. Con eso los nuevos amigos quedan con una sonrisa en la boca, despiendose y deseandonos mucha suerte.

Asì nos invitan a salir y conocer nuestro Mèxico y el mundo. Lejos de ser como lo pintan las noticias, por acà se vive en tranquilidad y se cultivan lo mejor posible, las bellezas de nuestro pueblo y nuestra gente, que esperan un trato màs justo y màs participativo para poder desarrollarse con gusto.
 
ànimo chicos, pronto nos veremos y platicaremos

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