Lu: Cuando estabamos en Alaska y Canada, la lejana costa de Califoria se nos antojaba un lugar soleado y ameno, lleno de gente interesante y playas templadas. De todo eso, solo lo de la gente resulto ser cierto. La costa no esta muy poblada, y su constante niebla deja al ciclista deseando un poco mas de exposicion a los rayos de sol en su piel. El viento, aunque benigno al empujarnos hacia el sur, nos cobra quitandonos la temperatura, pues su soplo constante se cuela entre nuestras ropas y nos deja tiritando.
Saltamos de pueblo en pueblo mientras sus nombres se confunden en el mapa. Sus habitantes son gente sencilla y amable, siempre dispuestos a ayudar a unos ciclistas venidos del fin del mundo.
Aqui en San Francisco se respira un fuerte ambiente de tolerancia y multiculturalidad en el cual uno se siente sumamente bienvenido. A pesar de las inclinaciones topograficas, es un placer pedalear por la ciudad como ciclista desprevenido y sin guia, pues parece que a cada vuelta de esquina nos topamos con algun moumento o edificio historico, un museo, barrio o restaurante que merece nuestra vsita. Los habitantes son tan variados como interesantes, y la niebla sigue siendo algo constante.
En fin, viene siendo hora de cenar, y por una vez sera un guacamole fresco. Procuramos seguir en contacto, aunque no sea tan frecuentemente como deseariamos.
Felicidades!
ResponderEliminarQue chido que ya estén en San Fransisco. Santa Cruz les va a encantar, ojalá y se puedan quedar un día por lo menos.
No se apuren del sol que al rato lo van a aborrecer y van a extrañar esa niebla y nubes que tanto los han acompañado, nada más lleguen a Baja California y se acordarán!!!
Un saludo compañeros!